12 oct 2010

El “tío Barrigudo” de Plenas


Cuentan del tío Barrigudo que después de la guerra civil marchó a Zaragoza en el autobús de línea para visitar a sus familiares. Como “presente” les llevaba un barralico –garrafa– de un cántaro de vino tinto (10 litros). Como era habitual, a la entrada del barrio de Casablanca de Zaragoza paró el autobús donde se hallaba el puesto de la Comisión Nacional de Abastos. Los funcionarios de Abastos decidían la tasa que debían de pagar todos los alimentos que procedentes de los pueblos entraban en Zaragoza y le dijeron el impuesto que debía abonar.

–Pero bueno –increpó el tío Barrigudo–.
–Pero si el vino es mío.
–Pero tiene que pagar si entra el vino a Zaragoza –le contestaron–.
No lo pensó más, cogió la garrafa de vino y se la zampó –bebió– en un instante.
–¡Ahora qué, tengo que pagar! –con la garrafa en la mano vacía–.

Cogió el envase el guardia y le dijo:

–Pues la garrafa está vacía, ahora no tiene que pagar.

Así pasó el “tío Barrigudo” el vino sin pagar una "perra" –peseta–.

© I. Navarro

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